Eran las 3-y-algo am. Estaba en el quéséyo sueño cuando de pronto comienza a temblar. Me despierto y veo a mi oldlady levantada , gritando “
Temblor!!!”. Mi hermana ya se había levantado y yo aún estaba en el sobre.
“
Ahhh, está weá ya va a pasar”…pensé.
Lamentablemente no fue, sino que siguió más fuerte (y
MUCHO). Siento el sonido de algunas cosas caer y quebrarse, pienso en mi perro que estaba en el piso de abajo (y que salió corriendo de donde estaba durmiendo, fue a buscarnos el pulgoso lindo *-*).
Bajamos como pudimos, yo pidiendo un whiskey y violinistas sólo para complementar el lado
titanésco de la situación.
Cuando terminó, bastó un rato para ver toda la costa de Valpo a oscuras. Buscamos las linternas de emergencia y radios. Alcanzamos a escuchar en la radio sólo unas sandungas bien sabrosonas que no servían ná’ pa’ informarse de qué tan grande había quedado la cagá.
Después de unas cuantas réplicas, me fui a acostar de nuevo, pensando que lo más probable es que nada importante haya pasado. Me equivoqué a mí pesar, de lo que me percaté cuando me desperté: se hablaba de más de 100 muertos, que había sido el terremoto más fuerte en décadas, y que había riesgo de maremoto.
Empecé a ver noticias, y no podía creer lo que estaba pasando. Sólo ayer había visto el festival y me había burlado de Arjona. Llamé a amistades, contacté a otras por internerd y me aseguré que familiares estuviesen ok (aún faltan unos tíos, pero tengo fe).
Sin embargo, no pude evitar llorar. Yo, en mi casa, con mi familia sana y a salvo, con internet, agua, luz y gas, en verdad no podía creer lo afortunada que soy de encontrarme bien, porque sé que podría haber estado en el edificio que se desmoronó, o en
chuchunco city donde se quedaron sin servicios básicos (y que hasta el momento, a más de 48 horas, aún no se reponen en muchos lados). Tantas personas que bien podría ser yo, me conmueve.
De un día para otro, de lo que se habla ya no es de un gobierno de derecha y del último día del festival, de los planes de millones de personas, del mechoneo de la Kel, de que regresaré a clases, en fin, no se habla de un futuro planeado. Todo ha sido inevitablemente “tocado” por el terremoto, afectándonos a todos de forma ineludible.
Somos parte de esto sin querer. Nosotros, que estamos acostumbrados a escoger hasta el más mínimo detalle de nuestras vidas y que sufrimos muchas veces por lo que no podemos controlar, somos cacheteados de nuevo con un oloroso pescado (msn nerd) llamado
realidad que te dice “
Oye weon/a, anda chantando la moto”.
Nosotros, los superpoderosos seres humanos, que nos creemos la raja mientras echamos mierda al planeta conduciendo autos megacontaminantes, cediendo al impulso del “
state of art” (fabricado contaminando cuanto sea posible), de nuevo siendo remecidos por un terremoto, una creación de la naturaleza, tan vieja como el tiempo.
No quiero que esto se convierta en una arenga acerca de que somos una mierda cochina con el planeta, ni pregonar que hay que comer verduras y saludar al sol y weás. Mi punto es que una vez más fuimos sacudidos por la fuerza de lo inesperado, somos así de vulnerables.
Y mientras escribo esto, pienso en:
- Los distintos tragos que tomaré: Terremotos, Réplicas y Maremotos (tendré que pasarme por la Piojera bien acompañá cuando llegue a Shago).
- Mi colega de labores bloguísticos Deni, que está bien y sin internecs todavía.
- Hacerme
voluntaria de algo.
- Donar sangre.
Porque si bien el terremoto no lo escogimos nosotros, como tampoco sus consecuencias, lo que hagamos de ahora en adelante con el paquete (no con
ESE paquete, sino con el McCombo earthquake plus consequences) es de nuestra completa voluntad.
Fuerza mi gente!,
saldremos adelante.
Con cariño.
Bonus track: Un tirón de weas a los periodistas que se encargaron de mostrar mierda psicoseante e incitadora de la histeria colectiva, en lugar de limitarse a los hechos, que es lo que se espera de las noticias. El resto de la historia, testimonios de gente que perdió todo, por ejemplo, merece ser tratado aparte y cuando ya se haya superado el shock inicial, no cuando la herida aún está abierta.